El filme de Sam Mendes, con 10 nominaciones para los Oscar, invita a un viaje al infierno con dos jóvenes soldados británicos que deben cumplir una misión casi imposible en la Primera Guerra Mundial.
Puntaje: 8/10 ★★★★★★★★★★ |
La visión de 1917, de Sam Mendes, resulta
perturbadora en muchos aspectos y coloca al espectador como si fuera parte del
conflicto bélico que deja destrucción, muerte y caos. El director de Belleza Americana y las dos películas de James Bond, Skyfall y Spectre, entre otras, prepara el campo de
batalla como una suerte de tren fantasma que recorren los protagonistas.
Nonimado a 10 Premios Oscar de la Academia de Hollywood, que
incluyen "mejor película", "director" y "guión
original", el relato sigue los pasos de dos soldados británicos, Schofield
-George MacKay- y Blake -Dean-Charles Chapman- quienes deben
cumplir una misión aparentemente imposible a través del norte de Francia
durante la Primera Guerra Mundial. Los jóvenes deben entregar una misiva al
Coronel Mackenzie -Benedict Cumberbatch- para que suspenda
un ataque planeado contra los alemanes para evitar una emboscada que terminará con la muerte de más
de mil seiscientos soldados. Y, como si fuera, poco, encontrar al hermano de
uno de ellos.
El filme, concebido en un gran plano secuencia como en El arca rusa, sumerge al público y a los protagonistas en el ojo de la
tormenta, un verdadero "camino a la perdición", entre
trincheras, cráneos, cadáveres y una trampa mortal. En un territorio arrasado y
abandonado, el peligro siempre es constante y esa sensación se transmite en la
historia que conjuga de manera impactante el aspecto formal -aunque si hay
cortes disimulados- con las penurias y el dramatismo de muchas escenas.
La luz del fotógrafo Roger Deakins acompaña de manera fantasmagórica con un atrapante
juego de luces y sombras que se distorsionan, el periplo de ambos a través de
territorio enemigo y con muchas sorpresas para el espectador. La muerte está
presente de manera desgarradora y el suspenso se mantiene a lo largo de las dos
horas entre detonadores, edificios en ruinas, soldados alemanes y una mujer
refugiada con una beba.
1917 es una visión del horror en primera persona, con una
puesta en escena milimétrica que moviliza, perturba y molesta, colocando en
guardia al público más desprevenido. Un hediondo viaje en el
que los dos héroes anónimos no buscan ni gloria ni medallas sino sobrevivir con
ansias de reencuentro familiar.